Codo de tenista y de golfista

A pesar de que estas dos lesiones son casos particulares de la tendinosis, he creído pertinente dedicar un estudio particular a las mismas dada la frecuencia con la que suelo tratar a pacientes con este tipo de dolencias que, paradójicamente, no suelen ser practicantes, ni tan siquiera ocasionales, de los deportes que describen la patología y, por esto, al acudir a recibir tratamiento con el diagnóstico antes mentado, suelen preguntarme como puede haber surgido.

1) DEFINICIÓN DE LAS LESIONES

La musculatura del antebrazo, tiene como puntos de inserción el húmero, en sus dos vértices, el epicóndilo (codo de tenista) o la epitróclea (codo de golfista).

1.1) CODO DE TENISTA

Se ubica en la zona externa o parte superior del antebrazo en la zona de la articulación. Su origen suele estar asociado a la reiteración o solicitación excesiva al mover en extensión o rotación forzada la muñeca o el antebrazo.

La lesión consiste en la inflamación de la zona de inserción de los tendones de los músculos extensores de la muñeca y dedos con inserción en el epicóndilo (I y II radial, cubital posterior, extensor de los dedos y supinadores largo y corto).

1.2) CODO DE GOLFISTA

Es una lesión similar a la anterior aunque menos común. Su causa se deriva de un uso excesivo de los músculos empleados para cerrar la mano, esto es, la musculatura flexora. Los síntomas son: dolor en la parte interna del codo al doblar los dedos o las muñecas.

Bajo estas premisas, es normal que la epicondilitis se encuentre asociada a la práctica del tenis, debido a que estadísticamente uno de cada dos tenistas sufren esta patología a lo largo de su carrera deportiva a consecuencia del movimiento repetitivo y violento que se realiza al golpear la pelota con la raqueta. Sin embargo, este tipo de gesto se realiza en actividades más cotidianas como por ejemplo: trabajo con destornilladores, con el ratón del ordenador, al despiezar carne con cuchillos, etc… .

El mayor problema de este tipo de lesiones, es la escasa importancia que se les suele dar en sus inicios al presentarse como una simple molestia. Sin embargo, de no ser tratada evolucionará a un dolor puntual de ahí, a un dolor constante pero suave y, finalmente se convertirá en un dolor agudo que llega a incapacitar al individuo hasta el punto de no poder sujetar un vaso.

2) SÍNTOMAS
a) Dolor en la cara externa del codo, al ejercer presión o, al realizar movimientos simples VS dolor en la cara interna del codo.

b) Dolor que a veces incluso llega a afectar a la zona del antebrazo y  los dedos, pudiendo provocar parestias (sensación de adormecimiento de los dedos).

c) Imposibilidad a realizar la extensión/flexión de muñeca y la supinación/pronación del antebrazo, es la maniobra por la cual pasamos a mostrar la palma de la mano, en el caso de la supinación, al revés para la pronación.

d) Aunque la movilidad rara vez esta comprometida, si el dolor es muy agudo puede llegar a limitarse, imposibilitando el desarrollo articular completo.

3) CAUSAS
a) Reiteración de un gesto sea deportivo (golpear con un palo de golf, bate de baseball o, raqueta de tenis) o bien dentro de la actividad laboral (limpiar cristales, desatornillar).

b) Someter a la articulación a una postura incorrecta y forzada o, una excesiva Tensión de los tejidos blandos que desencadena la irritación de las estructuras tendinosas.

c) Sufrir un impacto directo por caída o golpe o bien un tirón en la zona del codo/antebrazo. Si el traumatismo es muy violento, puede derivar en una rotura de fibras del músculo.

d)  Otras causas por las cuales puede aparecer la inflamación pueden ser. Reumatismo, artritis o, gota.

4) DIAGNÓSTICO

4.1) MEDIANTE TÉCNICAS DE MOVIMIENTOS TIPO

Para realizar un diagnóstico correcto, se realizan una serie de pruebas que tienen como finalidad reproducir las molestias típicas de este tipo de lesiones mediante una serie de movimientos:

a) Desde la posición de sentado, pedir al paciente que se incorpore con el codo en extensión.

b) Desde una posición neutra, palma de la mano mirando al suelo, y una ligera flexión de codo, pedirle al paciente que gire la mano y estire el codo, poniéndole resistencia. Al revés para la epitrocleitis, esto es, el movimiento contrario.

c) Mediante maniobra de varo forzado a partir de una ligera flexión de codo se reproduce el dolor característico en el epicóndilo. El valgo forzado daría dolor en el epitróclea.

d) Existen otras técnicas, como la maniobra de Millis, una excelente prueba diagnóstica, pero que son un poco más complejas.

4.2) MEDIANTE TÉCNICAS EXPLORATORIAS

Una vez realizadas las pruebas anteriores, es conveniente corroborar los resultados  mediante una serie de pruebas complementarias:

a) Palpación: Prueba muy útil y significativa debido a que el dolor suele estar bastante focalizada.

b) Radiografía: No suele dar resultados útiles que nos revele la lesión.

c) Resonancia magnética: Suele delatar una zona de incremento de señal a la altura del tendón que indica una inflamación.

d) Ecografía: Nos servirá para observar la citada inflamación de la vaina que recubre el tendón.
e) Electromiografía: Utilizada en muchos casos, para descartar que el origen del problema sea de tipo neurológico o bien, para descartar un problema de hombro o cuello debido a que los nervios que pasan por el codo hasta la mano, pasan por las cervicales.

5) PREVENCIÓN

a) Ejecutar los gestos de manera correcta tanto en el ámbito deportivo como en el laboral o cotidiano, no centrando los esfuerzos en puntos determinados del cuerpo e implicando más partes del mismo en su realización. Por ejemplo, en el caso del codo, nos podemos ayudar del hombro, codo o cadera.

b) Evitar actividades asimétricas, esto es, con un solo brazo. Lo ideal sería trabajar de forma bilateral para repartir la carga de trabajo.

c) Aplicación de vendaje preventivo u ortesis para fijar la sujeción. Es útil como un remedio puntual durante la realización de la actividad.

d) En los deportes como el tenis hay que tener en cuenta una serie de consideraciones:

- Implicar en los golpeos, tanto el tronco, como el brazo, tratando de fijar la muñeca a la hora de recibir la pelota.

- Elegir adecuadamente el material deportivo, esto es, Una raqueta con la tensión adecuada en el cordaje, una pelota en condiciones y de calidad.

- Otros factores como la distancia desde la cuál se golpea o la superficie de juego deben tenerse en cuenta.

6) TRATAMIENTO

6.1) FASE 1:

En primer lugar, describiremos los pasos a seguir para paliar la fase aguada de la lesión:

a) Crioterapia: Se aplica para reducir la inflamación. Se puede aplicar de manera directa o bien, mediante un masaje con hielo, pasando un cubito de hielo sobre la zona afectada sin dejarlo fijo en un punto concreto.

b) Reposo: Durante la fase aguda. Si no es posible debe evitarse al menos los movimientos que producen la sensación de dolor, durante un periodo de una semana a diez días.

c) Electroterapia:

- Ultrasonidos: Para disminuir la inflamación. Mejorando la vascularización de la zona. Suele ser lo más efectivo.

- Tens/interferenciales: Para disminuir el dolor, como medida analgésica.

d) Masaje profundo (cyriax) / masaje descontracturante: Es una técnica muy aplicada al tratarse de una tendinosis, teniendo cuidado de no provocar parestesias (hormigueos en los dedos).

e) Estiramientos leves de los extensores de muñeca y dedos y relajación de la musculatura de la zona.

6.2) FASE 2:

Una vez paliado el dolor más agudo, se puede comenzar con el trabajo de estiramientos más exigentes, debido a que cuando existe dolor este trabajo esta muy limitado, a continuación se explicaran los procesos a seguir durante esta segunda fase de tratamiento y recuperación:

a) Estiramientos intensos: Extensores y supinadores para un caso y, flexores y pronadores para el otro. Sea cual sea el problema, es conveniente estirar ambos grupos musculares. La duración de los estiramientos es de 15 a 20 segundos, unas 3 ó 4 veces al día.

b) Vendajes u ortesis: Para limitar el movimiento o ayudar a una mejor fijación de la zona.

c) Antiinflamatorios: Por vía oral tardan más tiempo en hacer efecto y los tratamientos son más largos. Una variante muy empleada es la infiltración pero, como ya se ha comentado en otras ocasiones, no conviene abusar de esta al existir riesgos inherentes a su aplicación.

d) Cirugía: En caso de no funcionar los tratamientos anteriores se emplea como último recurso. La intervención persigue liberar la inserción en el tendón, reduciendo la tensión existente y mejorar la vascularización de la zona.

6.3) FASE 3:

Una vez tratada la lesión con eficacia, el siguiente paso es recuperar la zona con rehabilitación de manera que se eviten recaídas, reforzando la zona, para ello se recomienda lo siguiente:

a) Propiocepción: Se recurrirá a una serie de ejercicios concretos para completar la recuperación dependiendo de la lesión sufrida. Se pueden trabajar también en las fases anteriores.

b) Potenciación: El trabajo será progresivo y, no conviene comenzar hasta haber remitido el dolor  considerablemente. Dependiendo de la respuesta se irá aumentando la intensidad del trabajo siguiendo las sugerencias subsiguientes:

1) Trabajo isométrico: consiste en mantener un esfuerzo en una posición fija, esto es, se coloca una ligera resistencia que imposibilite el movimiento, evitando el desplazamiento de la misma por parte del paciente.

2) Trabajo contra resistencia: Movimientos de flexión y extensión con un saquito (por ejemplo medio kilo de arroz o bien, una botella de medio litro de agua). Debe mantenerse la posición unos segundos en el límite articular (trabajo isométrico) y, retornar a la posición inicial de forma controlada (trabajo excéntrico). Se deben realizar series de trabajo de 10 repeticiones en tres tandas ( 3 X 10 ejercicios), insertando una serie de estiramientos entre las series.

3) Trabajos complementarios: En la actualidad esta de moda el Powerball. Este curioso artilugio permite potenciar la musculatura de la muñeca, codo e incluso hombro. El trabajo con este aparato es muy intenso, lográndose resultados beneficiosos con pocas series.

4) Retorno a la actividad deportiva o laboral: Una vez retomada la actividad se debe continuar con el trabajo antes descrito con el fin de seguir potenciando la musculatura.
Dependiendo de la variante de la lesión (codo de tenista o de golfista) se trabajará una zona u otra de manera similar. Aun así, conviene no descuidar ninguna de las dos zonas debido a que, una vez aparecida una descompensación en un lado, se puede producir, en caso de no prevenirla de manera efectiva, una lesión en la zona contraria.

Con esto se da por concluido el tema de manera general.

Podéis leer el artículo en:

http://www.menecesitas.com/2010/07/21/codo-de-tenista-y-codo-de-golfista-tratamiento-y-prevencion/

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